Hemos diseñado un programa de intervención único, que se adapta a las necesidades específicas de cada paciente, enfocado en la prevención, monitoreo o control de la diabetes.
Somos un grupo de profesionales de la salud convencidos de que la mejor arma para enfrentar a la diabetes y a sus potenciales consecuencias, es el binomio compuesto por un paciente entrenado en las habilidades necesarias para tomar decisiones informadas y responsables sobre el propio cuidado de su enfermedad, es decir, un paciente empoderado y una atención médica de calidad. Así, apoyamos al paciente para que se convierta en agente de cambio y factor de prevención en su entorno familiar y profesional.

Médico, maestro en ciencias, especialista en epidemiología y educador en diabetes certificado. Hace más de 20 años comencé a visualizar y entender la complejidad de la diabetes, la ahora llamada “Epidemia del siglo XXI”. La gravedad de esta enfermedad no sólo radica en el enorme, y creciente, número de personas que viven con ella, sino en los daños físicos, emocionales y económicos que puede provocar en los pacientes, las familias, las empresas y a la sociedad en su conjunto.
Fundé “La Dulce Vida” porque sé que para enfrentar exitosamente este mal se requieren acciones que vayan más allá de las convenciones seguidas hasta ahora. Sabemos que hay mucho por hacer, pero estamos seguros que podemos contribuir a mejorar significativamente la prevención y el control de la enfermedad y de las complicaciones que le acompañan. Danos la oportunidad de servirte.

Licenciada en Nutrición Humana, Educadora En Diabetes Certificada. Me apasiona ayudar a las personas a descubrir que una alimentación saludable no tiene que ser monótona, insípida y/o poco saciante, aún cuando se vive con diabetes. Estoy convencida que el camino hacia una vida saludable debe lograrse a través del placer. Esto no significa que sea fácil, pero es un camino que vale la pena recorrer para lograr una calidad de vida digna que te permita disfrutar de las actividades y personas que son verdaderamente importantes para ti. Decídete a iniciar este camino para alcanzar “La Dulce Vida”.

Licenciada en Dietética, Nutrición y Educadora en Diabetes Certificada. Creo firmemente en que la alimentación es un ritual placentero y ninguna enfermedad debe impedir que lo siga siendo. Mi misión es enseñarle, a quien esté dispuesto, a usar los alimentos a su favor para prevenir y controlar la enfermedad, estableciendo una buena relación con la comida.
Cada persona debe tener el derecho a opciones (más allá de las farmacéuticas) para mejorar su salud metabólica y mental, y mi mayor satisfacción es que mis pacientes experimenten una mejor calidad de vida a través de una alimentación saludable adaptable a su estilo de vida.

A. La diabetes NO aparece en forma súbita como consecuencia de un susto, un coraje o una fuerte impresión. Lo que sucede es que la persona ya venía desarrollando la enfermedad y únicamente se necesitaba “un pretexto” para que se manifestara.

B. Puede pasar cierto tiempo (en unas personas varios años, en otras sólo unas semanas) en que la persona “se siente bien” (o tiene apenas algunos síntomas vagos) pero a pesar de ello, el padecimiento está evolucionando y, en algún momento, se presentará alguna de sus complicaciones.
A. Al día de hoy NO existe evidencia científica seria que demuestre que algún “tratamiento alternativo”, del tipo que sea, cura la diabetes. Es posible que algunos pacientes experimenten cierta mejora utilizando alguno, pero eso NO significa que estén curados.

B. En el mundo existen diversas agrupaciones de especialistas altamente calificados en diferentes ramas de las ciencias de la salud encargados de hacer recomendaciones relacionadas con el tratamiento de la diabetes. Sus recomendaciones se fundamentan en una revisión detallada de la evidencia científica disponible.

Ninguna de estas agrupaciones le reconocen valor a las terapias “alternativas”, “naturistas”, “innovadoras”, ya que éstas no cuentan con evidencia de su eficacia o seguridad para tratar o curar a la diabetes.
La diabetes afecta a TODO el organismo. Con frecuencia la enfermedad inicia con manifestaciones vagas o generales. Los pacientes pueden presentar “solamente” mayor apetito, aumento en la sed y exceso de orina; pueden perder peso de manera importante. También pueden sentir fatiga, cansancio, calambres u hormigueo en sus extremidades o presentar visión borrosa.

Pero con el paso del tiempo, y sobre todo si el control del nivel de azúcar es deficiente, la enfermedad avanza y comienzan a ser evidentes sus consecuencias en distintos órganos, entre los más frecuentes se encuentran los ojos, los riñones, el corazón, los nervios, los pies, etc.

Los carbohidratos (también llamados “azúcares” o “glucosa”) contenidos en muchos de los alimentos que consumimos, son el “combustible” que todas las células de nuestro cuerpo requieren para cumplir con sus funciones. Las células del corazón necesitan azúcar para latir, las de los pulmones para respirar, las de los músculos para movernos, etc.

La insulina es una sustancia vital. Su función principal es permitir que las células del organismo reciban la glucosa que requieren. Cuando el páncreas no produce la cantidad necesaria de insulina, o cuando ésta no cumple adecuadamente con sus funciones, la glucosa no puede ingresar a las células y por tanto se acumula en exceso en la sangre sin que pueda ser aprovechada.
Existen diversos factores de riesgo plenamente identificados que participan en el desarrollo de la diabetes. Éstos interactúan como en la lotería: mientras más acumulemos, más oportunidades hay de “adquirir” diabetes.


Existen criterios médicos perfectamente definidos, basados en estudios sanguíneos y manifestaciones clínicas, para diagnosticar la diabetes. Sólo un médico entrenado puede decirte si tienes diabetes, el resultado de una medición “casual” de glucosa mediante punción en un dedo para obtener una gota de sangre no necesariamente es argumento diagnóstico.
Existen 3 tipos de diabetes bien definidos, más un grupo de diabetes raras y muy poco frecuentes.

En todos los casos la falla es la misma: una deficiencia en la acción o producción de insulina que deriva en un aumento sostenido del nivel de glucosa en sangre.


Como ha sido mencionado, la diabetes es una enfermedad compleja y de larga evolución que requiere una serie de acciones que ayuden a maximizar la posibilidad de un adecuado control de la enfermedad y la prevención de la aparición de complicaciones. Entre las acciones que el paciente requiere implementar se encuentran las siguientes:
Alimentación saludable.
Significa aprender a cuidar la cantidad, la calidad y la frecuencia de consumo de nuestros alimentos (tanto naturales como procesados) Sin necesariamente excluir aquellos que más nos gustan.
Actividad física.
Es fundamental para el buen control de la diabetes. El ejercicio tiene beneficios físicos (previene complicaciones, por ejemplo cardiacas), psicológicos (reduce el estrés, mejora la autoestima) y sociales (contribuye a mejorar las relaciones con otras personas).
Automonitoreo.
Medir la glucosa de manera regular, es una forma simple y objetiva de conocer el verdadero resultado de las acciones inmediatas llevadas a cabo por el paciente (por ejemplo, comer, realizar ejercicio, tomar sus medicamentos) o de experiencias vividas (por ejemplo situaciones estresantes o enfermedades).
La carga genética constituye un importante factor de riesgo para desarrollar diabetes. De manera que es imperativo tomar acciones para prevenir o retrasar la presencia de la enfermedad en otros miembros de la familia. Por lo anterior, los cambios mencionados en el estilo de vida deben involucrar el hogar en su conjunto.

Organismos especializados, como la Organización Mundial de la Salud y la Federación Internacional de Diabetes, entre otros, señalan que la educación en diabetes brinda el conocimiento y las herramientas necesarias para que el paciente tome decisiones informadas y responsables acerca de su propio cuidado.

Escuchar de un profesional de la salud la afirmación "Usted tiene diabetes" puede constituir un golpe emocional impactante, aún si el paciente lo sospechaba. La pérdida de la salud conlleva a experimentar un proceso de “Duelo”, semejante que como sucede con otras pérdidas significativas en la vida, como la muerte de un ser querido o una ruptura sentimental.
La persona que recibe el diagnóstico de que tiene diabetes se ve obligado a “reaprender a vivir” en el marco de su nueva condición, es decir a finalizar una dinámica de vida cotidiana (con ciertos hábitos y prácticas) para adoptar otra que, en cierto modo, le “es impuesta”.
El duelo es un proceso dinámico, único y personal de adaptación emocional, que nos ayuda a digerir y asimilar una pérdida, en el caso de la diabetes la pérdida de la salud. Su evolución, duración e intensidad dependen de cada persona y de su historia vital. Puede no ser fácil transitarlo, pero es necesario vivirlo y es indispensable superarlo.
En términos generales se reconocen cinco etapas distintas por las que atraviesa toda persona en duelo. Estas etapas no suceden necesariamente en un orden específico ni todas son experimentadas por todos los pacientes. Pueden entremezclase e incluso pueden “ir y venir”.
La familia no es ajena al proceso de duelo.

“Mi diabetes no es de la mala”
“Me dicen que tengo diabetes, pero yo me siento bien”
“El doctor está equivocado, yo no tengo diabetes”
“Debe haber algún error”
“Mi azúcar salió alta porque el día previo comí pastel”

“¿Por qué yo?
¿Por qué a mí?”
“Fulano nunca se cuida y él no está enfermo”
“NO es justo”
“¿Qué hice mal? ¿Por qué me castiga Dios?”
“La culpa es de mi esposa por no cuidarme y darme alimentos que dañan mi salud”
“Estoy tan enojado, esta enfermedad me da tanta rabia”

“Virgencita, te prometo que ahora sí ya voy a bajar de peso”
“Diosito, ya me voy a empezar a cuidar”
“Sí, ya me voy a cuidar, pero no me mande insulina”

“No tengo ganas de hacer nada”
“Me siento muy cansado y no he hecho nada en todo el día”
“Me siento muy nervioso, no puedo estar tranquilo”
“Me siento muy triste casi todo el tiempo”

Pienso que puedo salir adelante”
“Aún tengo muchas razones para vivir”
“La diabetes no me va a impedir que yo siga disfrutando a mi familia”
Experimentar cualquiera de las emociones descritas es algo NORMAL, quedarse en alguna de ellas NO.
Las parejas y los hijos pueden resentir también cómo aspectos prácticos de la vida familiar se ven afectados con la presencia de la enfermedad: elección de restaurantes, planificación de viajes, rutinas más rígidas, disminución de la espontaneidad en los planes, diferimiento de gastos debido a cambio en las prioridades, etc.


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